Hijos de los profesores del orfanato
El pasado fin de semana, hemos realizado un viaje a la costa este de Madagascar, concretamente a un fokantany (aldea malgache) llamado Murumanga ( que no Moramanga) del Distrito de Vatomandry, en la provincia de Toamasina, que está en la región de Atsinanana. Alrededor de una 400 Km. Fuimos con los profesores del orfanato (muchos de ellos no conocían el mar) y sus familias y con maseras (Hermanas Trinitarias malgaches).
Antes de empezaros a contar cosas quisiéramos recordaros que nuestras condiciones de viaje no son en plan turista...sino local, somos uno más...
Hemos tardado alrededor de 12 horas sin parar hasta llegar a nuestro destino. Nuestro medio de transporte ha sido un minubús denominado "fregoneta" de 16 plazas en la que hemos ido 24 personas. Qué deciros de ella, nos gustaría ...en este momento, poder hacer una descripción lírica ...como la hizo Juan Ramón Jiménez de Platero; pero, desgraciadamente, nuestras palabras tienen que ajustarse a la cruda realidad...jajaja...vamos un cascajo: podíamos haber plantado cualquier tipo de hongo porque el sustrato caliente lo teníamos (había suciedad para aburrir y os podéis imaginar metidos ahí 24 personas), la temperatura y humedad también. Carecía de cinturones de seguridad...uhmmm...pa qué, la luna estaba estallada, los cierres de las puertas rotos...UNA JOYA.
A pesar de esto, el viaje fue muy entretenido porque tuvimos el corazón en un puño todo el camino pues el estado de la carretera era ruinoso: unos socavones, a veces, que parecían piscinas; por supuesto, los arcenes inexistentes o muuuy estrechos, los carriles no estaban señalizados. Cada vez que nos cruzábamos con un camión a 15 cm de distancia , nuestro corazón se ponía a 200...ahora ya podemos decir que somos unos SUPERVIVIENTES; cada vez que veíamos a gente andando por el arcén, rezábamos todo o que sabíamos para que no pasara nada; cada vez que había una de estas oquedades (habéis visto qué nivel?) se producían dos movimientos en nuestros cuerpo; uno, vertical con desplazamiento de una de nuestras manos a nuestra cabeza para que el posible impacto con el techo fuera menor y, el otro, zigzagueante y la otra mano buscando un sitio donde asirse y no terminar magullados y encima de los niños sentados a nuestro lado. Estos hechos han sucedido en una carretera nacional la Antsirabe -Tana (Antananarivo para los amigos) y, posteriormente,en la Route de la Concorde, hasta nuestro destino.
Cantera de basalto en un pueblo en la región de Alaotra-Mangoro
(no nos acordamos del nombre)
Llegamos a Murumanga y, en nuestra ingenuidad, pensando que íbamos a la playa, las condiciones mejorarían...pues no. Rápidamente nos dimos cuenta que las precauciones para evitar robos, la inseguridad ciudadana y la pobreza eran igual que en Antsirabe y, el tiempo, como estamos en época de lluvias en esta zona nos tuvo en recalo y no nos permitió disfrutar lo que hubiéramos querido de las aguas del Océano Índico.
Imaginaros qué pedazo de caracol
Nuestro hambre era atroz y buscamos un sitio donde comer pescado; con el asombro, de no poder ya que, en esta zona, es exportado al 100% porque los locales no se lo pueden permitir. Por la noche nos permitimos una licencia: ir a un restaurante de nivel; pues deciros, que la experiencia fue penosa: pedimos marisco, nos lo sirvieron mal cocido (era congelado), tenía un sabor raro-raro, a 4 euros el plato que es una fortuna allí, el tiempo que tardaron en servirnos fue eterno y el trato de los camareros...lamentable.
Dormimos todos en una habitación, en el suelo. Fue una experiencia hermosa, porque la humildad de la situación nos permitió disfrutar de la calidez y alegría de los niños que durmieron a nuestro lado.
A la mañana siguiente, el despertar fue un jolgorio. Nos tomamos una barrita que llevábamos y nos fuimos a un sitio de la playa donde había pescadores a ver si podíamos conseguir que nos vendieran pescado fresco para luego comerlo.
Con mucha insistencia, logramos que nos vendieran un pescado de grandes dimensiones. Olía a gloria bendita...frescura...océano en sus branquias....una maravilla. Con nuestras grandes dotes culinarias, lo limpiamos, lo cortamos con un cuchillo que llevamos con nosotros, le echamos sal, lo pusimos en la brasa y... a disfrutar como enanos.
El resto día transcurrió sin más incidentes, empapándonos de la vida cotidiana de la aldea , disfrutando del paisaje y pudiendo ver de primera mano cómo se realiza la pesca local en una especie de canoas muy inestables llamadas lakana; en las cuales y, con el mar embravecido, los pescadores Betsimisaraka arriesgaban su vida ( de hecho vimos volcar una embarcación con todas sus capturas, redes y pertenencias).
Bueno, pues...ahora nos tocaba volver y, qué queréis que os digamos...en una palabara... acojonados. Además,de la cantidad de controles policiales a lo largo del
camino, para evitar que bandidos asalten los distintos vehículos. En uno de
ellos, nos pidieron pasaporte y visado y nos retuvieron durante
un buen rato, hasta que conseguimos aclarar que somos voluntarios que venimos a
ayudar. Menudo mal trago que pasamos!!! (aún no hablamos malgache).
A diferencia de la ida, dividimos el viaje en dos tramos,
haciendo noche en una casa que tienen las Hermanas Trinatarias en Tana y, prosiguiendo a la mañana siguiente, hasta
Antsirabé sin más incidentes.
El recibimiento de Aurora y los niños fue estupendo.
Una vez más, este indómito país, nos vuelve a sorprender, enseñar lo que es la vida y a valorar lo que tenemos en España
Como siempre nos despedimos:
Contamos con vosotros para ir cambiando esta realidad...poco a poco y, desde la humildad, hacer que el mundo evolucione a mejor y poder conseguir lo imposible.
Un abrazo
Julián&Álvaro
Que seamos misioneros toda la vida!
ResponderEliminarQuerido Álvaro, soy Bruno el amigo de tu madre. Cuando me he enterado que estabas en tierras africanas, me he sentido muy acompañado; a pesar de que yo vivo en la zona de Luacano (Angola). Comprendo tus sentimientos,todos. Mi corazón se me enternece con las palabras que habéis escrito.
ResponderEliminarInterioriza cada vivencia que tengas allí, buenas y malas, intenta comprender el alma malgache y, verás, como en tu vida te ayudarán a tomar decisiones correctas y a sentirte interiormente con más paz.
Álvaro, me siento profundamente orgulloso de ti; pero no sólo yo, también mi hijo Babu y mi madre.
Recordad, que hay muchas personas pendientes de vosotros. Tened ánimo. No decaigáis, tendréis momentos duros, pero mirar los ojos de un niño y se os quitarán las nubes negras que os invadan en ese momento.
Un abrazo tan fuerte como podáis resistir de este amigo que os lleva en su alma.
Hola Álvaro y Julián, por fin puedo poneros unas palabras para deciros que es un orgullo que estéis en esas tierras malgaches poniendo vuestro granito de arena para que las Madres Trinitarias saquen adelante ese magnífico proyecto, como es la maternidad y orfanato.
ResponderEliminarJulián, no te conozco, pero es un placer verte compartir esta experiencia con Álvaro. Aprende de ella y disfruta. Un abrazo.
Decirte Álvaro, que la bondad en tus ojos, la tenías desde que eras pequeño y que, con el paso de los años la has acompañado de generosidad, de madurez y de un cariño inmenso. Gracias por compartirla con los que te queremos.
BAB
Hola Álvaro y Julián, hace días que no ponéis nada. Se os echa de menos. es la primera, que no la última, vez os escribo. Aprovecho este sitio para decirte, como ya lo hice cuando publicaste un pequeño cuento, que mantengas esos valores por los que te conocemos y, que ahora, estás/is demostrando. Dejadme que haga una reflexión en voz alta: el sacrificio, la intensidad, el interés que demostráis allí; aquí, en el día a día, debéis seguir manteniédolos porque es la única forma que vuestra vida complete un ciclo.
ResponderEliminarUn abrazo
Aingeru
Hola Álvaro, soy un compañero de tu madre. Enhorabuena tanto a ti como a tu amigo. Os envidio mucho. Espero que sea una de las experiencia decisivas en vuestra vida.
ResponderEliminarSigo con interés vuestro camino.
César Torres Gil
Hola chicos,
ResponderEliminarMe uno a Geru, hace días que no publicais y se os echa de menos... ¿qué nuevas cosas habéis descubierto?...
Un abrazo.
Almu
Hola Álvaro, hacía mucho que no escribía en un blog, desde que tu madre dejó de contarnos cosas en el suyo.
ResponderEliminarAcabo de enterarme por un amigo común que estás en una gran experiencia junto a un amigo tuyo. Enhorabuena. Repito, de verdad, enhorabuena. Nada de lo que he visto en el blog, me coge de sorpresa porque, aunque hace muchísimos años que no te veo, he ido teniendo noticias de ti y tu desarrollo personal es de un ser humano inteligente, emprendedor, que -como tú dices en tu perfil- sabes superar dificultades y, además, con un alma buena.
En fin, sólo me queda deciros que disfrutéis de todas y cada una de las vivencias, que aprendáis de las personas que conozcáis y que os deleitéis con los maravillosos paisajes malgaches.
Espero con anhelo vuestras palabras.
Un beso para cada uno de vosotros.